Fotografía de naeimasgary en Pixabay

Personalmente, y a riesgo de resultar impopular dados los acristalados tiempos que corren, me quedo con las valentísimas primeras Marchas, aquellas en blanco y negro. Con aquel originario plante que, dando un golpe en la mesa, una parte de la sociedad harta de redadas, acoso, persecuciones y rechazo sufrido durante siglos por otra parte de la sociedad, decidió salir a la calle en pos de una vida despenalizada y descriminalizada, del nunca comprendido amor libre. Entonces –y esto no lo repruebo– no demandaban derecho al matrimonio o derecho a la adopción, eso vendría años después. Por aquel entonces únicamente exigían que se les dejase vivir en paz, que se pusiera fin a tanta opresión. Hoy en cambio, a mi parecer, si bien el mensaje no se ha deformado, sí lo han hecho las formas, habiendo mutado hace ya unos cuantos años en un Desfile grotescamente obsceno y carnavalesco, en una Cabalgata de provocación con un exageradísimo alarde de descaro y desvergüenza que no se ve en ningún otro colectivo –bueno, quizás el de las feministas radicales podría parecérsele un poco–. Desinhibidos por el alcohol y otras cosas, desnudos, lascivos y siempre muy confiados, se pavonean por las calles un día en el que, debiendo ser de (auto)crítica, lucha y reivindicación por la aceptación que aún hemos de lograr, acaba siendo simple y vacíamente fiesta y jarana.

Sex, drugs & pacha ‘n’ gueo

Soy consciente de que el foco mediático ilumina siempre a los mismos y de que la mayor parte de los asistentes no son tan vivalavirgen como muestra la tele cada mes de junio. Obviamente, y como pasa con todo, la prensa siempre va a por lo más llamativo y “vendible” siendo, por ejemplo, los leathers de sólo arnés y botas, los daddy’s únicamente con suspensorios, los ya directamente desnudos aunque pintorreados de arriba abajo o los más valientes desubicados sin pintar, convirtiéndose tristemente todos estos en los simbólicos portavoces de todo el asunto. Nudistas, nudistas everywere que van al desfile del día 28 a mostrar sus vergüenzas, claro, porque todo gay/lesbiana/trans que se precie, lo hace o se muere de ganas por hacerlo. Muchos, incluso, habrán visto a gente (hombres particularmente) practicando sexo (oral y demás) en plena calle o encima de las carrozas, siendo éstos, creo yo, gente de naturaleza desinhibida y con fantasías de hacer ese tipo de cosas con mucho público y que aprovecha el despiporre y la guasa de ese día para darse un caprichito. Eso pienso yo, pero, ¿qué parece? Pues que los gays estamos 24/7 pensando en lo mismo y que si podemos fo***r con algo de gente delante, mejor; que somos así, impúdicos. Vuelvo a escribir, personalmente, no me siento representado en absoluto por esa parte circense del Desfile que se insiste en mostrar cada año. Me preguntan “¿no vas al Orgullo?», y yo respondo siempre con un tajante “no”, pues ni apoyo reivindicar una forma de ser y de vivir que está en las antípodas de mi parecer, y porque ese Desfile de la Desvergüenza no ayuda en NADA y hace flaco favor –o más bien ninguno– al resto de no-heteros. Y claro, cuesta mucho más trabajo hacer comprender al homófobo que nos rechaza que somos personas completamente normales, si cada año ven a los mismos freaks salir por la tele, algunos con más suerte ataviados ridículamente y, con menos, con las vergüenzas al aire por la calle y con la bandera del arcoíris ondeando al viento: el descaro del Orgullo sale caro. Me juego el cuello a que a muchísimos heteros les avergüenza el comportamiento obscenamente carnavalesco de las cabalgatas anuales LGTBetc, y a mí, como podréis haber deducido ya, también.

¡Y ojo!, no estoy en contra ni de la diversidad de género ni de la libertad personal de cualquier tipo, estoy en contra de ese pequeño montón de payasos desubicados, el cual, insisto, sé que no es la mayoría, que asisten al desfile manchando el buen nombre de la causa.

Ya está. Alguien tenía que decirlo y se ha dicho.

A la izquierda, una de las primeras marchas aún con la esencia de los disturbios de Stonewall muy viva. A la derecha, simplemente gente desnuda.
1ª foto de Ian Sanderson en Unsplash, 2ª foto de Carole en Flikr.

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